miércoles, 26 de noviembre de 2008

Que las flores...

A doscientos veinticinco kilómetros avanzo por este camino, sin siquiera darme cuenta de lo que sucede a mi alrededor. Sólo puedo ver a los que andan a la misma velocidad que yo, ¿qué estará pasando a mi alrededor?. No logro distinguir nada, sólo veo líneas de colores, y ninguna forma, solo colores y l ineas. ¿habrá captado mi mente alguna imagen real?.

Todo se me viene encima, sobrepaso obstáculos, me doy cuenta que esta carrera no tiene ninguno rumbo, no meta alguna, tampoco a quién ganarle.

Una lágrima recorre mi mejilla, levanto el lente para secarla, y cae otra más. Voy solo por este camino, ¿de quien escondo mis lagrimas?, las dejo caer, pero ahora en llanto se transforma la primera lágrima que mojo mi piel.

Cierro los ojos y me doy cuenta que aquí no pertenezco, recorro un camino que no es el mío y esta velocidad altera mis sentidos.

...creo que es demasiado tarde para darme cuenta de todo...

Abro mis ojos, me golpeo contra un camión, comienzo a dar vueltas junto a la moto, el casco vuela, mi rostro se golpea contra el pavimento, mi cara se arrastra por el suelo y lo mancha de sangre, dejando un camino de dolor como lo deja un caracol.

Observo el cielo, que es lo que importa ahora... nada...

Morí.

Llantos anunciaron mi muerte, las oraciones no dejan descansar. Mi muerte solo alimenta mi deseo de amar lo que nunca tuve, lo que nunca dejaré de anhelar.

Rifs.- (miércoles, mayo 11, 2005)

Esto lo escribi no recuerdo en que moento, pero si tenia la fecha anotada. Corregi algunos errores de redaccion y algunas palabras que estaban demas.

Saludos.

No hay comentarios: